viernes, 26 de febrero de 2016

¿ELECCIONES EN JUNIO? VOLVER A EMPEZAR (LaInformación.com, 26 - 02 - 2016)


¿ELECCIONES EN JUNIO?  VOLVER A EMPEZAR

Volveremos a empezar, pero no con la alegría o el brío de emprender algo novedoso sino con el hastío de los fracasados. Se trata de un fracaso anunciado, de una aventura no consumada, y no porque el riesgo no hubiera sido anunciado con antelación. Quienes ahora reclaman actitudes responsables, tampoco exhibieron tanta responsabilidad cuando, en plena campaña electoral, cada cual se enrocó en su propia intransigencia. Pese a saber, presagiar al menos, de antemano que nadie obtendría la mayoría suficiente para gobernar él solo, todos solicitaron los votos con la intención de gobernar en solitario. Nadie mostró la humildad, ni la prudencia, de aceptar que el bipartidismo tradicional le iba a acompañar el bipartidismo emergente, y que dos bipartidismos conviviendo acabarían por conformar un “cuatripartidismo” enrevesado.
Dos meses después de la cita volveremos a  ser citados a “volver a empezar”, supongo que los líderes encargados de transmitir slogans lo harán con más cordura, que las tribunas de los oradores serán menos aparatosas después del fracaso, que los electores serán menos “hooligans” de sus propias formaciones porque entenderán que no es tiempo de dogmas y verdades absolutas, que los diseñadores de las campañas abandonaran esa fatua costumbre de fomentar el dogmatismo y la autosuficiencia. Lo único que sabemos tras el revolcón sufrido es que “cuando teníamos las respuestas, alguien cambió las preguntas”, tal como rezaba una ocurrente pintada en Quito. ¿Cómo es posible que nos veamos abocados a repetir las Elecciones? ¿Cómo es posible que España pueda permanecer más de medio año sin un gobierno elegido correctamente, gobernada por un Ejecutivo enclenque y provisional? ¿Será, acaso, que nada está tan mal como se nos anunció? ¿Será, acaso, que la apocalipsis con que los emergentes pretendieron embaucar a los electores no era tan terrorífica? ¿Será, acaso, que la vida no es tan trascendental para la mayoría, incluso no es tan penosa como nos la han mostrado? ¿Será, acaso, que todo ha sido falso?
Porque estas Elecciones pasadas vinieron precedidas por un relato en el que algunos líderes se empeñaron en airear fantasmas, en describir un futuro tan negro que a nadie nos cabía un débil rayo de esperanza, en sumirnos en una aventura sin otro riesgo que el recelo ante lo desconocido. Todo lo anterior había sido tan nefasto, según nos fue presentado, que el porvenir tendría que ser tan nuevo y diferente, que nada tendría asimilable al pasado. Todo tenía que ser nuevo y desusado, sin embargo nada ha resultado ser tan nuevo porque las descalificaciones de unos líderes hacia los otros se han proferido con las viejas palabras, las negociaciones han obedecido a los mismos negocios, las reclamaciones y contrapartidas han respondido a los mismos usos y costumbres: poder y sillones.
Muy poco, o nada, ha cambiado, Amigos. Quienes llegaron como fuerzas “emergentes” han respondido a la acepción más elemental de la palabra. Aunque sus líderes hayan querido mostrarse como imprescindibles, como si respondieran a una situación de auténtica urgencia, al final han puesto sus deseos por delante. Lo paradójico ha sido que las dos fuerzas emergentes han afirmado que surgen de una misma situación crítica, que responden a una misma necesidad apremiante, pero se han declarado incompatibles entre sí. Ciudadanos y Podemos se han mostrado tan aversos el uno con el otro, y el otro con el uno, como si fueran enemigos. ¿Caben los “enemigos” en una Democracia? Si la Democracia es auténtica los únicos “enemigos” que pueden existir son los suyos si los hubiera, es decir los enemigos de la Democracia, los antidemocráticos. ¿Lo son, acaso, las fuerzas emergentes? No. Y si no lo son, ¿a qué viene que se consideren, y proclamen, incompatibles entre sí?
Así que volveremos a empezar. Se convocarán unas nuevas Elecciones y los partidos políticos volverán a convocar a sus diseñadores de campañas, que volverán a convertirse en infalibles a ojos de los líderes, a los que se entregará un guión elaborado por redactores igualmente infalibles que, cuantas veces sean necesarias, contravendrán a los líderes que improvisen porque nada debe interferir el proceso de captación de votos que constituye una campaña electoral. Se cuidarán los colores de la propaganda y se eliminarán aquellas cosas que se juzguen contraproducentes, sin consultar previamente con los afiliados y simpatizantes. Se provocarán gestos y se programarán instantes que puedan acercar a los líderes a los futuros electores. Se trata de que los líderes se conviertan en productos atractivos, cuando no en simples atracciones de feria. De poco sirve que un líder tenga poderes ocultos si tales no corresponden a cuanto pergeñan los asesores de imagen. Así será todo hasta Junio, mes en que volveremos a elegir.
Nuestra única esperanza consiste en el hecho, nada previsible, de que todos –sobre todo los líderes- hayamos aprendido y sacado conclusiones del fracaso.


FDO.  JOSU  MONTALBAN