IU (¿R.I.P.?)
El hecho de que Alberto Garzón tome las riendas de Izquierda
Unida como Coordinador General, sustituyendo a Cayo Lara, va a ser interpretado
de diferentes modos, pero no faltarán quienes lo interpreten como parte de un
proceso de rejuvenecimiento de la formación en cuyo vientre aún palpita el PCE.
Digo rejuvenecimiento porque un muchacho de apenas treinta años va a sustituir
a un histórico militante de la izquierda española que ya tiene sesenta y cuatro
años. De modo que si nos atenemos a las edades de ambos algún osado se atreverá
a considerar el relevo como un modo de dejar el paso a los jóvenes, que es algo
que está de moda en los comentarios de calle actuales, siempre tan alejados de
los aspectos ideológicos propios de la Política.
Lo curioso es que Alberto Garzón se va a convertir en
Coordinador General de una formación cuya más notable presencia en las listas
electorales para el 26J es el puesto quinto en la candidatura de “Unidos
Podemos” de Madrid. Se trata de un lugar casi residual porque, aunque tenga
segura su elección y su presencia en el Congreso de los Diputados, el ninguneo
al que le ha sometido Pablo Iglesias bien puede convertirle en el pito de un
sereno cuando los debates suban de tono en la Tribuna de oradores. Creo que
hubiera sido mucho más digno que IU hubiera concurrido a las Elecciones con su
historia y su bagaje, intentando negociar con el nuevo Gobierno un cambio
constitucional, o de la Ley Electoral, que favoreciese que su representatividad
en la Cámara estuviese más acorde con los votos que obtiene en las urnas. Sin
embargo, la decisión de Alberto Garzón sirve, sin duda, para certificar el acta
de defunción de IU y, lo que es peor, el cierre de una “institución” política
tan importante para nuestra Transición y posterior Democracia como fue el
Partido Comunista.
Es curioso también, además de triste, que IU y el PCE vayan a
sucumbir precisamente en manos de alguien que flirteó con ellos, y los
abandonó, para acercarse al poder mediante ardides y slogans que han perseguido
el arrinconamiento y el descrédito de las izquierdas que tanta carne pusieron
en el asador para que al franquismo no le sucediera una nueva dictadura tras la
muerte del Caudillo. Cuando Tejero entró, pistola en mano, en el Congreso de
los Diputados y gritó “¡quieto todo el mundo!”, sólo tres diputados
permanecieron sentados dignamente y por ello expuestos a recibir un disparo del
sublevado, uno de los tres era Santiago Carrillo, un comunista ejemplar y en su
momento máximo dirigente del PCE. Pues bien, ahora mismo el partido que aquel
hombre dignificó en aquel momento se ha entregado con todas sus provisiones y
vituallas para que Pablo Iglesias (Turrión, que no Posse) haga de su capa un
sayo con él. Alberto Garzón no ha sopesado que P.I. le considera “casta” solo
por el hecho de que el PCE sea un partido antiguo; ni ha sopesado que P.I. ha
desacreditado a IU cuando ha dicho que no hay izquierda ni derecha, es decir,
algo con lo que no comulgan ni Alberto Garzón ni sus compañeros de formación
política; ni ha tenido en cuenta que Podemos ya ha sido ubicada por el mismo
P.I. en la “nueva” socialdemocracia, si bien no en la derivada de la Guerra
Fría, en que están precisamente el PCE e IU.
Da pena que las izquierdas clásicas estén sufriendo los
empellones de este osado impostor que va de redentor de los pobres pero solo
persigue la omnipotencia propia de los dioses. Da más pena aún que este proceso
cuente con el beneplácito de un líder que solo tiene treinta años. No será
porque no haya sido debidamente tratado por sus compañeros, por quienes han
ocupado su puesto con anterioridad, porque sus predecesores ya le han
advertido. Lo hizo primero Gaspar Llamazares, y lo ha hecho ahora Cayo Lara,
cuya entereza le ha obligado a decir con majestuosidad “Alberto, tú has sido,
eres y serás mi candidato a presidente del Gobierno”. Claro que a la vista de los hechos ya culminados le ha advertido
premonitoriamente: “Me va a costar votar en estas elecciones”…
… Lo mismo me ocurriría a mí si estuviera en su lugar. Con honda
pena y tristeza asisto a este sepelio de IU y del PCE… Y lo digo desde el
máximo respeto para sus militantes, incluido el “popularísimo” Julio Anguita.
Fdo. JOSU MONTALBAN