domingo, 24 de julio de 2016

EL DESBARAJUSTE (LaInformacion.com, 24 - 07 - 2016)


EL DESBARAJUSTE

Es la palabra más atinada: Desbarajuste. La elección de la Mesa del Congreso de los Diputados ha desembocado en un desconcierto, precisamente cuando más necesario era concertar voluntades para intentar evitar las terceras Elecciones en lo que irá de año. Pero el acuerdo entre el PP y C´s para conformar una mayoría (5-4) en la Mesa del Congreso, presentado a última hora con premeditación y alevosía, complica el futuro. No sólo porque el acuerdo haya anulado al que ya existía, que hacía Presidente al socialista Patxi López, sino porque complica las necesarias relaciones entre los llamados a facilitar la investidura de Mariano Rajoy. ¿Será posible ahora una abstención del PSOE, siquiera de algunos de sus electos, para conseguir la investidura previa a la formación del Gobierno? Siempre es posible, pero es cada vez menos probable, porque el acuerdo de derechas para constituir la Mesa del Congreso  ha ninguneado al PSOE, ha ignorado que los tiempos han cambiado y demandan otras soluciones y actitudes, y se ha olvidado de que si son necesarios al menos tres grupos políticos para hacer un Gobierno de mayoría, -salvo para la gran coalición, tan imposible de pergeñar-, con más razón lo serían para formar la Mesa que deberá ordenar los debates en los nuevos tiempos.

¿A qué ha querido jugar el PP? España no está para bromas, porque el mapa territorial se le están cayendo algunas piezas (Cataluña, Euskadi…) y no hubiera estado nada mal un acuerdo más amplio en que tuvieran cabida los grupos nacionalistas y regionalistas, con objeto de que se sintieran mejor tratados por aquellos  a los que ellos les achacan que se comportan displicentemente. Por otra parte, no hubiera supuesto ninguna muestra de debilidad o rendición que la Mesa del Congreso fuera presidida por un partido político diferente al PP, sin embargo la elección de una persona de la vieja guardia del PP da a entender que Mariano Rajoy pretende compensar su debilidad con una defensa encarnizada del salón de reuniones y debates para que nada escape al control de sus huestes de derechas.

La derecha no es mayoritaria en el Congreso. Tampoco lo es la izquierda. Pero es verdad que las derechas, se trate de la auténtica y genuina (PP) o de la advenediza y moderna (C´s), se avienen más fácil entre sí porque aunar intereses, sobre todo si son económicos, resulta mucho más fácil que hacer compatibles las ideas. Las izquierdas hallan muchas más dificultades porque en muchos casos hay líderes  de tal a los que el poder les embauca y, una vez llegados a él, evitan riesgos para permanecer cuanto más tiempo en él.
¿A qué ha jugado C´s? Ciertamente ha jugado peligrosamente porque aún está fresco el documento que firmó junto al PSOE tras las Elecciones del 20D. Aunque dijeran que al no progresar la investidura de Pedro Sánchez el documento perdía su vigencia, las circunstancias no han variado lo suficiente como para dejarlo enterrado en el olvido en tan poco tiempo. Si, como pudiera ocurrir, tuvieran lugar unas terceras elecciones, C´s ya no supondrá una alternativa de cambio. No será nada extraño que sus votantes, siguiendo la deriva de las elecciones de Junio, se volcaran en retirarle la confianza y votar directamente al PP, esta vez sí convencidos de que C´s es una sucursal del PP.

¿A qué ha jugado Podemos? Como siempre, a despistar, a provocar de ese modo unas terceras elecciones que les permitan conquistar el paraíso. Una vez más, de contradicción en contradicción, no ha dudado en responsabilizar al PSOE de que no sea posible un cambio para el que no dan las matemáticas, porque no hay 176 escaños disponibles para la izquierda. Su estrategia no ha podido ser más miserable al proponer un tercer candidato para la Presidencia de la Mesa, Doménech, que hacía imposible la elección de Patxi López. El descaro alcanza la desvergüenza cuando en el turno de votaciones ha votado al socialista en la segunda votación, que se sabía tan fatua como infructuosa. Pablo Iglesias (Turrión, que no Posse) puede salirse con la suya si se celebran unas terceras elecciones porque, en el fondo, sólo persigue derrotar al PSOE y, si fuera posible, provocar su disolución.

¿A qué ha jugado el PSOE? Creo que el juego del PSOE no ha tenido lugar en el terreno en que han acontecido los otros, aunque su difícil responsabilidad tras conseguir unas resultados insuficientes en las dos ocasiones, le han resquebrajado por dentro, haciendo aflorar rencillas internas y rivalidades entre líderes, de liderazgos muy endebles, que han cercenado la imagen del socialismo español. El PSOE no ha jugado a nada concreto, pero ha sido tentado por todo y por todos los jugadores. Esa ha sido su grandeza, aunque los ciudadanos no la vean como tal. Es verdad que es el PSOE el llamado a resolver todos los entuertos, el indicado para serenar a esta sociedad tan inestable, encolerizada por injusticias y desigualdades, el destinado o predestinado para resolver el desbarajuste al que nos han llevado la desidia de Rajoy, la inanidad e inconsistencia de Rivera y la soberbia de Pablo Iglesias.

Completa el desbarajuste el hecho de que hayan aparecido diez votos a favor de la configuración de la Mesa acordada por PP y C´s de los que no se sabe la procedencia. Tal circunstancia obliga a definir para el futuro el método que ha de ser usado en los procesos electorales internos de la Cámara de los Diputados, que ha de ser abierto y explícito, en aras de la transparencia. Así se evitaría la profusión de declaraciones de los líderes de las fuerzas nacionalistas o regionalistas subrayando que ninguno de ellos ha sido el protagonista de la desviación de los votos. Es decir, que también en este detalle queda clara la debilidad de los liderazgos y la escasa calidad del debate político. Los líderes no están dando la talla. 

El desbarajuste está servido.


Fdo.  JOSU  MONTALBAN