domingo, 24 de julio de 2016

LA CREDIBILIDAD DE LAS REDES SOCIALES (El Diario Norte, 24 - 07 - 2016)


LA CREDIBILIDAD DE LAS REDES SOCIALES

¿Qué son las Redes Sociales? ¿De dónde surgen? ¿Hasta dónde llegan? ¿Quién las controla? ¿Cómo se controlan sus contenidos? ¿Son un medio de comunicación fiable o son un medio perverso e incontrolable? Podría terminar este artículo son sólo preguntas y apenas alguna respuesta, pero es preciso responder a todas las preguntas para conformar un criterio más o menos atinado de lo que actualmente representan las Redes Sociales. Los quioscos de venta de periódicos apenas amontonan diarios de papel, sin embargo las pantallas de los ordenadores están, a primeras horas de la mañana, llenas de titulares. Antes, como ahora, lo más leído eran las letras de trazo grueso, aunque antes fueran de tinta y ahora no lo sean.

No obstante las Redes Sociales se han convertido en un medio de comunicación muy directo en el que uno se informa, se cartea, establece amistades, provoca reacciones y agrede de mil formas diferentes. Al margen de que cada modalidad o servidor puede proveer  cualquier servicio útil, también se facilitan informaciones absurdas y, sobre todo, no faltan nunca los osados sinvergüenzas que ofrecen informaciones absolutamente falsas. Por eso creo que la virtud que debe imperar en el uso de las Redes cuando se introducen noticias o links diversos, ha de verse complementada por el virtuosismo de quienes las usan para informarse. Son tan ambiguos y diversos los usos que sólo una utilización muy responsable de ellas las convierte en útiles y fiables.

Con motivo de la mortal cogida del torero Víctor Barrio en la plaza de toros de Teruel los activistas antitaurinos se han pasado de rosca (al menos los que han usado las Redes para verter obscenidades) y han convertido las pantallas de los ordenadores en muestrarios de insultos dirigidos al muerto, que no han aparecido siquiera cuando, en otras tragedias, los fallecidos han sido sátrapas o dictadores mucho más perversos. Ante tales tiranos se ha guardado silencio o, en todo caso, se han dedicado comentarios muchos menos perversos que los utilizados con el torero. ¿Pueden caer más abajo las Redes Sociales?

Lo evidente es que las Redes Sociales tanto acogen verdades como mentiras, venganzas como compasiones, rigor como flojera, firmeza de ánimo como pusilanimidad. A través de ellas se manipulan y tergiversan las informaciones, se maquinan conspiraciones, se da soporte a mafias y grupos de dudosos intereses, se teledirigen encuestas que reconducen la voluntad de los votantes hacia una opción política del mismo modo que se hace la propaganda de un artículo de venta. Y sin embargo las Redes han acogido a todos los medios de comunicación e información, ni uno solo de los que aún publican en papel ha renunciado a estar presente en las Redes Sociales.

Uno entra (cae) en la Red y ya está atrapado. Pero si rehúye las Redes Sociales pierde prácticamente todos los contactos con el Mundo que le rodea, porque se convierte inmediatamente en un ser aislado. Y por si fuera poco se verá obligado  a acudir a alguna Red cuando acuda a efectuar una operación bancaria de pura rutina y el empleado de la entidad le conmine a ello, porque hay trámites que requieren de ellas para ser cumplidos.

Estamos atrapados en la Red, en las Redes, aunque curiosamente las Redes contienen tantos riesgos como utilidades. Si las mentes humanas, que son a la postre las que han de cuidar la veracidad de cuanto se escribe en las Redes, no se someten a un ejercicio de confianza, y se responsabilizan de cada cosa que divulgan, será necesario extremar las prevenciones legislando con minuciosidad y rigor para que sirvan a fines nobles y no a fines espurios. Hoy por hoy las Redes Sociales provocan muchas más dudas que certezas. No solo generan incertidumbres en los remisos, sino que convierten las mentes de los más atrevidos y descarados en recalcitrantes agitadores de masas y conciencias, pero en muchos casos en direcciones equivocadas.

He dicho agitadores. Sí, de esos que viven provocando la impaciencia de los otros para llevarlos a su terreno y convertir sus mentes en cosos en los que batallan, como si fueran gallos de pelea, la verdad y la mentira.


FDO.  JOSU  MONTALBAN