jueves, 10 de noviembre de 2016

PSOE: LADRAN LUEGO CABALGAMOS ( LaInformacion, 25 - 10 - 2016 )




PSOE: LADRAN, LUEGO CABALGAMOS

La crisis que ha venido afectando al PSOE desde las Elecciones Generales de diciembre de 2015 no era solo suya ni le afectaba solo al Partido Socialista. Quien ha pasado por esa situación crítica ha sido el sistema y la “gente”, entendida esta como el bloque humano que forma eso que los más exquisitos llaman “ciudadanía”. Si se ha circunscrito al PSOE ha sido porque, a pesar de los pesares, nadie duda de que l socialismo español presenta un currículum casi intachable, en todo caso su bagaje a lo largo del tiempo le ha hecho merecedor de la confianza que tantos han venido depositando en él. Sin embargo los errores que ha cometido, aun siendo veniales en comparación con los cometidos por su competidor PP, le han deparado sorpresas que debe resolver lo antes posible: no solo ha perdido una parte importante del espacio que ocupaba sino que no encuentra los argumentos necesarios y eficaces para contrarrestar el populismo inventado por Podemos. Si en la derecha política C´s se las ve y se las desea para diferenciarse del PP, en la izquierda Podemos tira de osadía y audacia con desvergüenza, dispuestos sus líderes a convertir el espacio del PSOE en un estercolero.

Hay quien dice que, como la socialdemocracia española ha conseguido en apenas treinta años lo que otras socialdemocracias europeas no lograron en casi tres cuartos de siglo, ahora no ofrece más que continuidad y, con ella, aburrimiento. Como quiera que hemos atravesado ciclos de precariedad y desequilibrios aún recientes, que han amedrentado a los más sencillos y humildes, las fuerzas y los líderes emergentes no cesan de alarmar a quienes se sienten más vulnerables. Y por si fuera poco, son demasiados los corruptos aparecidos en los últimos años. En este marco o ambiente se hace imprescindible un PSOE comprometido que encare la solución de los problemas y ponga coto a la corrupción que se ha instalado en el comportamiento humano como si se tratara de un virus. Dice Javier Cercas que en España la corrupción no es un problema de los pícaros que la practican sino que es un problema del sistema. Comparto su visión. Y creo, como él, que no basta con sustituir a los corruptos por personas decentes sino que es preciso poner la política al servicio de los ciudadanos, no sólo para apresar y castigar a los corruptos sino para impedir las condiciones de desigualdad que en tantas ocasiones están en el primer impulso que empuja a los corruptos.

Cambiar a un dirigente corrupto por otro de comportamientos intachables es primordial pero, ¿de qué modo habrá que actuar frente a la picaresca ejercida desde las capas más humildes? En España está generalizado el convencimiento de que no roba el que no puede, que solo paga sus impuestos completos aquel que no puede burlar al fisco total ni parcialmente. Esa impresión es tan falsa como desorbitada. Urge por tanto que retorne una clase política comprometida con la justicia y la igualdad, y abandone populismos que son pan para hoy y hambre para mañana.

El PSOE está resolviendo su crisis interna del único modo posible, buscando más el bien de todos, es decir del Estado, que el suyo propio. Puede ser que haya abierto brechas en su propio pecho que han puesto en peligro su corazón, por eso debe cuidar con mimo y celo que la brecha se cierre antes de que su corazón se enfríe en exceso o se desangre. Hay afiliados y votantes socialistas que se sienten defraudados por el desenlace. A este desánimo han contribuido mucho los caprichos de algunos líderes que no aceptaron la inminente derrota de sus postulados, a pesar de que todos los pasos dados hayan sido reglamentarios y estatutarios. Es verdad que ha parecido algo grosero el modo, pero todo ha sido conforme a Razón aunque quizás no haya sido teniendo en cuenta las razones esgrimidas por los abocados a la derrota.

Ahora solo queda avanzar en el camino pactado y emprendido, pergeñar un plan de oposición que obligue a la derecha española a abandonar su soberbia y su mezquindad. La Dirección del PSOE tiene que pedir, y exigir, a sus militantes la debida lealtad al grupo humano que es como Partido político. Debe reclamar a sus simpatizantes que no usen las Redes Sociales para provocar debates estériles y mal intencionados: para las opiniones sí, pero no para desarrollar agitaciones gratuitas, porque las Redes sociales son un campo de batalla en el que el secretismo permite identidades falsas para articular intencionalidades arteras.

El PSOE no tiene que reconstruirse, aunque quizás deba reencontrarse ahora que tantos líderes regionales socialistas sienten temblar sus pedestales y se agitan sobre ellos amenazando la seguridad de todo el edificio. Además, son demasiados los que ladran, tanto desde el socialismo franco y útil, como desde el “antisocialismo” interesado de quienes envidian sus posiciones. Bien cabe que, tras un propósito de enmienda sincero, siga el socialismo su camino sin perder a ninguno de sus integrantes. “Ladran, luego cabalgamos”, que diría un valiente.

FDO.  JOSU MONTALBAN