miércoles, 13 de abril de 2016

LIDERES, CAUDILLOS Y DOMADORES (LaInformacion.com, 13 - 04 - 2016)


LIDERES, CAUDILLOS Y DOMADORES

España Está necesitada de líderes pero, en su defecto, le afloran los caudillos. Se trata de dos conceptos o figuras que pueden llegar a confundirse porque no son pocos los líderes que, faltos de ideas y convicciones, recurren a otras armas, del mismo modo que son muchos los caudillos que se han erigido en líderes aprovechando el miedo que provocan en sus seguidores sus modales coercitivos. Los líderes son compatibles con la Democracia. Los caudillos, no. Los líderes más importantes surgieron de hogares y familias normales, en donde no eran necesarias unas condiciones de vida especiales, porque las especiales características las cultivaban y tenían ellos mismos. En cambio los caudillos suelen proceder de ámbitos concretos en los que la autoridad que se consideran llamados a ejercer es mucho más impositiva y coercitiva que moral. El líder es más proclive a los signos de interrogación cuando escribe, mientras que el caudillo prefiere usar los signos de admiración. El líder convence (vence convenciendo), mientras que el caudillo vence únicamente.
Pues bien, vivimos un momento idóneo para que afloren caudillos y se agosten los pocos líderes que andan por ahí. Desgraciadamente. Se dan todos los ingredientes para favorecer el ramplón caudillismo que nos acompaña: inestabilidad institucional, luchas internas en los partidos, crisis económica y social, desigualdad excesiva, corrupción galopante, descrédito de la Política, etc… Es difícil ahora mismo reflexionar sobre el instante político sin que salten los exabruptos y las palabras malsonantes. De modo que han surgido los que niegan el valor de las ideologías, los que gestionan lo público como si se tratara de un negocio privado y no un servicio común y público. No falta quien pregona un “usted haga como yo y no se meta en política”, como si se tratara de una enseñanza útil sin reparar en que la frase procede de las criminales entendederas del dictador Franco. En este contexto han aflorado una especie de “capitellus” (cabecillas) que aspiran a lo máximo, aunque ignoran formalmente que para alcanzar dicha gloria es preciso convencer a casi cuarenta millones de españoles y españolas, como mínimo no defraudarles.
Los caudillos actuales visten de modo informal, no portan cinturones, chapines, charreteras ni correajes. Sin embargo marcan líneas rojas, ponen límites imaginarios al campo (cuestión harto complicada, como lo de ponerle puertas), cultivan la intransigencia porque ponen también límites a su tolerancia y a su condescendencia, y subrayan la infalibilidad de sus ideas y posicionamientos. ¿Cómo es posible que en Democracia haya caudillos-líderes que se nieguen a hablar entre sí en un acto de soberbia y altanería casi sin precedentes? ¿Cómo es posible que el comportamiento de los líderes-caudillos esté mostrando una división tan exacerbada y tan imposible de acercar a las partes ni siquiera a un diagnóstico compartido? Todo esto acontece porque hay quien vive ofuscado por la leyenda del Juego de Tronos, en donde se dirimen las luchas dinásticas que tienen lugar entre dos continentes ficticios: Poniente y Essos. Pero España no es un Estado ficticio, su realidad exige el abordaje de sus problemas con tanta intensidad como diligencia. Las estrategias y tácticas, propias de las guerras y reyertas entre caudillos, chocan con la imperiosa necesidad de resolver los problemas del presente y construir un futuro mejor.
En España, los líderes se han convertido en caudillos, quizás porque no eran líderes o portaban liderazgos pusilánimes. El caudillismo que ha venido encarnando Pablo Iglesias (Turrión, que no Posse), que inició su andadura depurando e imponiendo medidas drásticas en sus propias dependencias (Podemos), ya amenaza a las demás fuerzas y “líderes”. Para un caudillo no hay límites. Ved si no, Amigos, lo que puede desprenderse de esta afirmación suya: “Pedro Sánchez se encuentra atrapado en la jaula de Ciudadanos”. Suele ocurrir que el caudillo se avergüenza de su propia condición, y la abomina públicamente para parecer un líder responsable, este es el caso. Al parecer es C´s, y su líder Albert Rivera, quien actúa como “caudillo” sojuzgando la voluntad del “líder” Sánchez y enjaulándole. Él, como aventajado “liberador”, quiere librar a Sánchez de tal opresión, pero quiere hacerlo mediante un método tan brutal como despiadado: quiere amarrarle una soga al cuello y tirar de ella sin ningún tipo de misericordia para sacarle de la jaula tras forzar los barrotes con su propio cuerpo. El resultado último puede ser que Pedro Sánchez termine ahorcado y colgado de la soga, o bien hecho trizas entre las rejas de la propia jaula…
… O tal vez está sucediendo que el caudillo se ha convertido en domador para convertir al enjaulado (PSOE) y al “enjaulador” (C´s) en sus víctimas. Cuestión de voracidad.


Fdo.  JOSU  MONTALBAN